La importancia de texturizar los alimentos

Alrededor de la mitad de las personas con parálisis cerebral tienen disfagia, es decir, dificultad o incapacidad para tragar o deglutir alimentos sólidos o líquidos. Esto quiere decir, que hay problemas para comer y beber de forma segura todos los alimentos porque hay riesgo de atragantamientos, asfixia o aspiraciones hacia la vía respiratoria que pueden dar lugar a neumonías y/o complicaciones más graves.

Otras consecuencias en una persona con disfagia son la falta de motivación por la comida o la malnutrición; sus dietas se basan en purés y batidos que a menudo son poco variadas y atractivas y resulta difícil controlar la cantidad adecuada de los nutrientes. Además, puede ocasionar limitaciones en la vida de la persona ya que no pueden participar plenamente en algunas actividades sociales porque no pueden disfrutar de la misma comida que su entorno.

En nuestro centro, para abordar estos problemas que surgen de la disfagia, desde el año 2017 se ha introducido la alimentación texturizada para las personas que tienen dificultades en la alimentación. Texturizar un alimento significa modificar su textura para adaptarla a las necesidades de la persona, pero manteniendo el sabor, las propiedades y los nutrientes. Al modificar la textura, no queda visualmente igual que el alimento original, pero les podemos dar forma mediante moldes o mangas pasteleras y así hacerlos más apetecibles y disfrutar cada sabor por separado.

 

 

Para texturizar un alimento, se utiliza un robot de cocina y en algunos casos (dependiendo de las características del alimento) se añade la salsa del propio alimento o aglutinantes (gelatina, copos de patata, pan de molde, espesantes…) para conseguir la textura perfecta y segura.

Este proceso permite que una persona con disfagia pueda comer cualquier alimento de forma segura, cambiando su textura, pero no su sabor, influyendo positivamente en la motivación por las comidas y favoreciendo mayor participación e inclusión en celebraciones y eventos sociales basados en la gastronomía, tan habitual en nuestra sociedad.

Actualmente en nuestro, de las 82 personas usuarias 42 precisan una alimentación texturizada. Desde la implantación de este proceso, se han observado varios beneficios como una mayor degustación de la comida con sabores más potenciados y diferenciados, motivación por la comida, disfrute de la comida de forma visual por un emplatado más atractivo.  Desde Fundación Aspace Zaragoza apostamos por seguir trabajando para mejorar la alimentación texturizada y con ello la calidad de vida de nuestras personas usuarias.